Nannie Doss: El Caso de la Viuda Negra

Introducción

La noche había caído sobre la pequeña ciudad de Tulsa cuando el señor Jackson se dispuso a sacar a su perro a pasear. Lo hacía como a diario, caminando despreocupado, disfrutando del aire fresco y de la paz de la noche. Las calles estaban tranquilas, iluminadas por la cálida luz de las farolas y el cielo estrellado. El sonido de sus pasos y los ladridos intermitentes de su perro eran lo único que interrumpían la quietud de la noche.

Pero entonces, algo llamó la atención del señor Jackson. Se trataba de un antiguo coche que se aproximaba por su calle, algo extraño a esas horas, pensó. Sin embargo, el vehículo frenó emitiendo un chirrido que al instante le sonó familiar, se trataba del viejo coche de Samuel y Nannie Doss.

Jackson no lo pudo evitar y se detuvo un momento a mirar el vehículo a lo lejos. Samuel había estado un tiempo hospitalizado. Ese hombre, antes amable y jovial, ahora se veía débil y achacoso. Los vecinos del barrio lo conocían bien y lo querían, por lo que se alegró de verlo de vuelta. Así pues, decidió seguir caminando y dejar que la pareja se instalase de nuevo en su hogar.

Lo que el señor Jackson no sabía es que sería la última vez que vería a Samuel con vida. Esa misma noche, Nannie hallaría el cadáver de su esposo en la cama. Con la tranquilidad que la caracterizaba, llamó a los servicios sanitarios para reportar la “repentina” muerte de su marido.

Días después, en el funeral, la señora Doss recibió las condolencias y el apoyo de sus vecinos y amigos. Lo que nadie sospechaba es que detrás de esa máscara de dulzura y amabilidad de Nannie, se escondía una de las asesinas en serie más peligrosas de la historia de los Estados Unidos. Y es que la señora Doss había planeado meticulosamente la muerte de su marido. Llevaba tiempo mezclando veneno en su comida, y esa noche finalmente surtiría el efecto deseado.

La historia de “la viuda negra de Alabama” ha sido uno de los casos más escalofriantes de la historia de las asesinas múltiples. Pero ¿cómo llegó Nannie Doss a convertirse en una asesina en serie? ¿Qué la motivó a cometer tales asesinatos? En este post, exploraremos la vida de Nannie Doss y la forma en la que cometió los crímenes que la convirtieron en una de las asesinas en serie más temidas.

Infancia y primeros años de juventud de Nannie

La historia de Nannie Doss es tan misteriosa como trágica. Nancy, como la llamaba su familia, nació en Blue Mountain, una pequeña localidad de Alabama, en el año 1905. Se crió en el seno de una familia conservadora y religiosa al extremo, junto a sus padres y sus cuatro hermanas.

Pero, como os podréis imaginar, la vida de Nannie no fue un camino de rosas. Y esto se debía, principalmente, a su padre, el cual imponía unas normas muy estrictas dentro del hogar. Y es que, desde bien pequeñas, tanto Nannie como sus hermanas tuvieron prohibido asistir a la escuela, lo que produjo que no supieran escribir ni leer. Por este motivo, al ser la mayor de las hermanas Nancy se dedicó a trabajar desde bien pequeña en la granja que poseía la familia. Pero si os pensáis que esto es todo, sentaos y seguid leyendo porque vienen curvas. 

La familia al completo tenía por costumbre viajar en época estival a otra ciudad, donde se encontraban el resto de parientes. Uno de los veranos que la familia se disponía a cumplir dicha tradición, el tren en el que viajaban sufrió un trágico accidente, que provocó que la joven Nannie se golpease fuertemente la cabeza con una barra de hierro. Debido a este hecho padeció fuertes dolores de cabeza durante una larga temporada, acompañados de una profunda depresión en la que se vería sumida el resto de su vida. Y de la que intentaría salir sin éxito con todas sus fuerzas. 

Pero a pesar de las adversidades Nannie seguía creciendo, aprendiendo poco a poco a leer las novelas románticas que tanto le gustaban, y soñando con encontrar el mismo amor que describían las páginas esos libros. Pero al mismo tiempo que la joven y sus hermanas cumplían años, las normas impuestas por su padre se endurecían, llegando a prohibirles a sus hijas realizar acciones impropias de una mujer de bien. Nannie tenía totalmente prohibido maquillarse o ponerse determinadas faldas o vestidos, y por supuesto asistir a los bailes que se celebraban en el pueblo.

Pero el tiempo pasa y la necesidad se cierne sobre la familia de Nannie, viéndose obligada a trabajar a la temprana edad de 15 años. La joven no se mostraba muy descontenta, ya que gracias a su nuevo trabajo podía escapar de la granja y de las garras de su padre por lo menos unas horas al día.

Chares Braggs: El Marido con Suerte

Nannie trabajaba en una fabrica de hilo, lugar donde conoció al primer amor de su vida, Charles Braggs. Charles era un joven de 20 años, no muy conocido en el pueblo, que junto a su madre en otra ciudad no muy lejana. Pero esto no pareció importarle, ya que nada más verlo quedó perdidamente enamorada de él. 

Por suerte para Nannie, sus sentimientos eran correspondidos, y en un abrir y cerrar de ojos empezaron un noviazgo. Bueno… permitidme matizar, un fugaz noviazgo, ya que con tan solo 4 meses de relación se unieron en matrimonio, cuando Nannie tenía 16 años y Charles 21. 

Pero todo no era tan bonito como describían las novelas que le gustaban a Nannie, y es que, si bien abundaba el amor en la pareja, no lo hacía el dinero. Por ello se vieron obligados a irse a vivir a la casa de la madre de Chares. Que aunque no vivía demasiado lejos, era suficiente para hacer sentir a Nannie aislada de su madre y sus hermanas a las que tanto apreciaba.

Aún así la vida sigue, y hay que adaptarse a las circunstancias, o eso pensó Nannie. Sin embargo, la convivencia con la madre de su esposo no sería tarea fácil. Y es que no tardó en darse cuenta de las rarezas de la mujer. Debido a las normas que imperaban en la casa, Nannie tuvo que dejar de trabajar, dedicándose a las labores del hogar, hecho que le molestó profundamente, “pero no me debo quejar” pensó, “esta no es mi casa y debo atenerme a las normas”.

El único consuelo que le quedaba a Nannie lejos de su pueblo y su familia, era poder ver a su amado esposo al final del día. Siendo este deseo lo único que la consolaba. Y así era, todas las noches al volver del trabajo, Chares le proporcionaba a Nannie todo el afecto del que ella carecía. Y de este amor nacieron cuatro hijas.

Pero si creeis que la vida de Nannie había ido a mejor lo lleváis claro. 

El Otoño del Amor

Los años pasaban para todos, y también para la relación de Charles y Nannie. Sin embargo, debido a las necesidades económicas que aún apretaban, las peculiaridades de su suegra, y el cuidado de las 4 hijas, el joven matrimonio se vio fuertemente resentido. 

El comportamiento de Charles cambió, convirtiéndose en un hombre áspero y distante, al igual que también cambió Nannie. Su carácter se fué endureciendo con las personas de su entorno, sobre todo con la madre de su marido. Empezaron a observarse idas y venidas, y es que tanto Chares como Nannie podían pasarse días fuera del domicilio familiar, siempre por separado. Pero en su entorno imperaba la ley del silencio, y dicho absentismo familiar nunca fue mencionado por ninguna de las partes.

Pero, a pesar del desamor y la gran depresión que la invadía, si algo caracterizaba a Nannie era la sonrisa y la simpatía que mostraba a sus amigos y vecinos. Aunque era profundamente infeliz en su matrimonio, este sentimiento nunca fue percibido por nadie. Y fue precisamente esta máscara con la que ocultaba sus sentimientos la que la llevó a odiar todavía más a las personas de su entorno más íntimo.

A pesar del desamor y la gran depresión que la invadía, si algo caracterizaba a Nannie era la sonrisa y la simpatía que mostraba a sus amigos y vecinos.

Fotografía de la «Encyclopedia of Alabama».

Imagen de Nannie Doss en blanco y negro, sentada, sujetando una reista entre las manos y sonrriendo a cámara.

Las Primeras Víctimas

Sin embargo, sentía algo diferente por su hija mayor Melvina. Y estaréis pensando, claro que sentía algo, era su hija y la quería. Pero los tiros no van por ahí. No era amor de madre lo que sentía Nannie, sino más bien fijación, ya que su hija era una niña guapa e inteligente, todo lo que ella siempre había querido ser.

Este sentimiento fue haciendo mella en Nannie, enfocándose totalmente en su primogénita y dejando de lado a sus dos hijas medianas. Hasta que un día decidió ser “práctica”, pensó que si  era su hija mayor a la que más admiraba, a las otras ya no las necesitaría, por ello tomó la firme decisión de deshacerse de las dos hijas medianas, quedándose con la mayor y dándole una oportunidad a la pequeña, que tan solo era un bebe de pocos meses.

Lo tenía todo planeado, aunque tampoco le sería muy complicado. Aprovechó una de las “salidas” de Charles para envenenar a sus hijas. Un buen día cuando las niñas se levantaron a desayunar, Nannie les preparó, como hacía a diario, su bol de avena, pero esta vez le añadiría un ingrediente especial, matarratas. Las chiquillas sin pensárselo dos veces se comieron sus platos, y en un abrir y cerrar de ojos la faena ya estaba hecha. Ambas fallecieron al instante. Pero ¿no creéis que con una autopsia se podría haber descubierto rápidamente el suceso? Pués os diré que no, ya que el médico que se encargó de la autopsia ni siquiera examinó a las niñas. Esto se debe a que, al reportarle Nannie al doctor que habían desayunado avena, este se figuró que estaría en mal estado, determinando que la causa de la muerte fué una intoxicación alimenticia.

Foto en blanco y negro de Nannie Doss acompaña por dos de sus hijas y una amiga.

Tomó la firme decisión de deshacerse de las dos hijas medianas, quedándose con la mayor y dándole una oportunidad a la pequeña, que tan solo era un bebe de pocos meses.

Fotografía de Nannie con sus dos hijas, nvnoticias.

El porqué del fallecimiento se había esclarecido, por ello ya solo quedaba enterrar a las niñas. Y fué ese mismo día cuando apareció Chares por la puerta de casa. El hombre se qué desolado, dos de sus hijas habían muerto, y lo único que recibía era reproches por parte de sus vecinos y amigos, incluyendo a su propia madre, la cual estaba profundamente dolida con su hijo, ya que por haberse entregado al desenfreno había descuidado a su familia. Pero mientras Chares era objeto de crítica Nannie se mostraba como una pobre madre, recibiendo las condolencias de los más allegados. 

Esa misma noche, cuando los vecinos se fueron de la casa y el matrimonio se quedó a solas, Chares le pidió explicaciones sobre lo sucedido a Nannie. Esta le refirió la causa del fallecimiento de las niñas, pero su esposo no se quedó tranquilo. Le extrañaba la serenidad con la que Nannie relataba la muerte de sus hijas, y el momento en el que esta le sirvió la cena le recorrió un escalofrío por toda la espalda. No sabía decir el qué, pero algo no andaba bien, y Chares presentía que Nannie había tenido algo que ver en la muerte de las dos niñas. Por ello decidió irse a la cama sin probar bocado.

Unas horas más tarde, mientras Nannie se encontraba en otra habitación cuidando del bebe, Chares decidió coger a Melvina y huir de aquella casa. Sabía que algo no andaba bien y no quería que su hija corriera peligro. Pero no os creáis que dejó al bebe en casa por gusto. Como en ese momento se encontraba con su mujer decidió no llevársela consigo para que esta no se percatase de su ausencia. 

Nannie, al día siguiente se percató de que su marido y Melvina ya no estaban, montando en cólera porque Charles se había llevado a su hija predilecta. Sin embargo, el enfado no le duró mucho, ya que se dió cuenta de que, aún permaneciendo su suegra y su hija en casa, sentía una sensación de libertad que nunca antes había experimentado.

Pero Nannie no estaba hecha para la soltería, por ello el verano de 1927 decidió que era hora de ponerse a buscar a su nuevo amor verdadero. Para este momento, la suegra, que antes le causaba indiferencia, ahora había pasado a ser un estorbo. La mujer ya era mayor, y estaba llena de achaques, si se muriese de forma repentina a nadie le iba a parecer extraño. O eso consideró Nannie. De esta forma y sin pensárselo dos veces, preparó una deliciosa tarta de arándanos, que le dió a su suegra para merendar. Al igual que la avena de sus hijas, esta tarta también llevaba un ingrediente parecido, produciendo en su suegra el mismo efecto que en sus hijas.

El terreno estaba libre y Nannie se puso en la tarea de buscar ese amor que tanto anhelaba. Sin embargo, un año más tarde Charles apareció de nuevo, pero esta vez acompañado de otra mujer y un hijo más. Había regresado para exigirle a Nannie la casa. Y ella, muy malhumorada se fué de inmediato, cogiendo a su hija menor, las novelas románticas que tanto le gustaban y algo más. Si era ella la que dejaba la casa sería con la condición de llevarse a Melvina. Chares accedió, y Nannie puso rumbo a su ciudad natal, yéndose a vivir cerca de la granja que la había visto crecer.

Robert Harrelson y Los Nietos de Nannie: El inicio De Una Asesina En Serie

Ahora sí, era el momento en el que Nannie podría empezar sin obstáculos su búsqueda activa de pretendientes. Pero no quería conformarse con un hombre de los alrededores, ella sabía que su amor verdadero se encontraba más allá de los límites de esa ciudad en la que estaba de vuelta.

Para ello utilizó un método muy común en la época, se suscribió a  una sección llamada “Corazones solitarios” de una revista que solía leer, donde los solteros se conocían mediante cartas. Para que os hagáis una idea, era como el tinder de la época. 

No fué hasta 1929 que Nannie eligió al que sería su nuevo príncipe azul. Se trataba de Robert Frankling Harrelson, un joven de 22 años que vivía en una ciudad cercana. Nannie de inmediato le envió una carta, en la que se descrbía a sí misma y sus gustos, acompañándola de una foto. Y parece ser que a Robert le agradó sobremanera, ya que a la mañana siguiente se presentó en la puerta de la casa de Nannie, asegurándole que se había enamorado locamente. Ella no se lo pensó dos veces, y junto a dos hijas se mudó a la casa de su nuevo amor.

Pero tampoco le hizo falta mucho tiempo para empezar a darse cuenta que en vez de haber encontrado a su príncipe azul en realidad se había topado con un sapo. Y es que Nannie empezó a percatarse del gusto de Robert por la bebida. 

Durante mucho tiempo se dedicó a intentar ayudar al que ya se había convertido en su marido. Lo incitaba a dejar atrás su alcoholemia, le preparaba buenos guisos y cuidaba de la casa con tal de que Robert quisiese pasar más tiempo con ella y no en el bar. Pero sus intentos fueron en vano. La comida siempre se quedaba fría en la mesa, esperando a que su marido entrase por la puerta, pero esto nunca sucedía. Al contrario de lo que ella fantaseaba, le tocó en más de una ocasión acudir al calabozo a por su marido, ya que la bebida le volvía violento y no hacía más que meterse en peleas.

Era tal la desesperación de Nannie y las ganas que tenía de vivir su vida junto a Robert que pensó, “si no puedes con tu enemigo, únete a él”. Fue en este momento en el que decidió sumergirse en la espiral de fiesta y alcohol que rodeaba a su esposo.

Y surtió efecto, tal y como ella quería, pasaba mucho más tiempo con su amado, pudiendo pasar varios días fuera de casa sin parar de beber y festejar. Sin embargo, uno de los días que Nannie se disponía a salir con Robert dejó, como solía hacer, a Melvina a cargo de unos vecinos. Sin embargo, cometió un fatal error, no se acordó de su hija pequeña, quien al regresar de la escuela, se encontró la casa vacía. Y así seguiría durante dos días. Por este motivo, los vecinos, que terminaron por percatarse, avisaron a la policía y estos se llevaron a la niña, determinando que la custodia de la menor debía ser para su padre. Pero aún habiendo perdido a su hija pequeña, Nannie siguió con su tóxica relación con Robert durante 16 años más.

La Tragedia de Melvina

Durante el transcurso de dicha relación Melvina fue creciendo junto a ellos. La que antes era una niña, ahora se había convertido en una joven adolescente, interesándose cada vez más por los chicos. Hasta que un día del año 1942 se prendó de un joven de 18 años de la ciudad. Ambos estaban locamente enamorados y se casaron rápidamente. Y no solo eso, sino que en menos de un año de matrimonio Melvina ya había quedado en estado, dando a luz a su primer hijo en 1943. 

Durante este tiempo, la relación entre Nannie y Melvina mejoró considerablemente, haciéndose más estrecha. Incluso su hija pequeña Florine, pasaba más tiempo con ellas. Sin embargo en 1944, Melvina se vuelve a quedar embarazada, pero esta vez recibiendo la aciaga noticia de que su marido debía ir a la guerra. Por este motivo, Nannie toma una decisión. Su hija no debe pasar su embarazo sola, y por eso cuidaría de ella durante el proceso. En 1945 Melvina empezó el trabajo de parto, este fue largo y doloroso, ya que, debido a su pequeño cuerpo, al bebe le estaba costando mucho salir.

Sin embargo, tras muchas horas y con la ayuda de analgésicos y sedantes, Melvina consiguió dar a luz. Pero debido a este estado de debilidad, el niño fue entregado directamente a su abuela. Nannie fue la primera que cogió al niño en brazos. Pero el niño no estaba bien y a los pocos minutos, esta empezó a pedir ayuda muy alterada. Parecía que algo le sucedía al recién nacido. Y así era, al ser revisado por el personal médico se dieron cuenta de que el niño no mostraba señales de vida, lo que pareció deberse a una falta de oxígeno por el largo parto de Melvina. 

Pero la joven madre estaba exhausta, y bajo los efectos del sedante se sumió en un profundo sueño sin poder reaccionar ante la muerte de su hijo. 

Las horas pasaron y Melvina despertó, encontrándose al cuidado de su hermana pequeña, que había ido a visitarla. Rápidamente recordó la pérdida que había sufrido, sintiéndose vacía y desconsolada. Cuando cesó su llanto le hizo una confesión a su hermana. Y es que, aunque no estaba segura debido a la medicación, Melvina le refirió haber visto a su madre haberle clavado un alfiler en la cabeza al recién nacido. Pero cuál fue la sorpresa, que lejos de sentirse incomprendida, la hermana le mostró su apoyo. Ella también sospechaba que su madre había tenido algo que ver en la muerte de su sobrino. Ya que le refirió que al llegar al hospital halló a su madre en la habitación jugueteando con un alfiler entre las manos, a la vez que lo miraba y sonreía. Ambas concluyeron rápidamente que Nannie había sido la causante de la muerte del niño.

Y os diré que no iban mal encaminadas, ya que recordemos que Melvina era la hija predilecta de Nannie, la que reunía todas las cualidades que ella siempre había querido tener. Y por ese mismo motivo no quería que cometiera los mismos errores que ella. No quería que empezase a dar a luz a una gran cantidad de niños a una edad tan temprana, y por ello decidió que la mejor opción era eliminar del plano aquello que podía perjudicar a su hija. Una forma un tanto peculiar de demostrarle que la quería ¿no creéis?

Pero, al contrario de lo que Nannie pensaba, ni Melvina ni su hija menor se tomaron de la misma forma el gesto que había tenido. Ambas empezaron a ver a su madre como un monstruo, haciéndoselo saber y cortando toda relación con ella. Gesto que Nannie no entendía, ya que en su cabeza le había hecho un gran favor a su hija liberándola de la carga de criar a dos niños siendo tan joven.

Lección de Vida

Sin embargo, el marido de Melvina aún seguía en la guerra, y se vió obligada a trabajar, debiendo dejar a su hijo con alguien que pudiera cuidarlo. Por desgracia para ella, no contaba con nadie más, por ello, aunque seguía profundamente enfada con su madre, decidió dejar al niño con ella durante el día. Gesto que no sería desaprovechado por Nannie, que estaba decepcionada por la actitud de su hija. 

Por ello pensó que debía darle una lección. La mañana transcurrió como cualquier otra, Nannie se dedicó por completo al cuidado de su nieto, jugó con él y le preparó la comida. Sin embargo tras la hora de comer el niño debía acostarse para echar su siesta, momento que fué aprovechado por Nannie. Cuando el chiquillo cayó dormido, cogió uno de los almohadones de la cama y lo apretó sobre la cabeza, dejándolo sin respiración y provocando su muerte. Nannie lo llevó al hospital, alertando que algo debía pasarle a su nieto, pero claramente el niño ya había fallecido. 

Al ser realizada la autopsia, los médicos no fueron capaces de determinar porqué se había producido la asfixia, pero Melvina sabía que había sido Nannie la que había acabado con la vida de su hijo, sin embargo no pudo probarlo, ya que no habían pruebas de que hubiera sido ella la asesina. Pero si algo podía asegurar es que si no la paraba nadie, pronto se cobraría su siguiente víctima.

El Final de Robert Harrelson

Y sus predicciones no tardarían en cumplirse. Ante la ausencia de Melvina, Nannie se vió de vuelta a solas con Robert, pero este había cambiado su carácter con el tiempo. Su esposo no había podido acudir a la guerra debido a su trabajo en una fábrica textil, y por ello había pasado a ser la vergüenza del pueblo. Muchos vecinos cuchicheaban y esto a Robert le frustraba sobremanera, hecho que pagaba con su mujer. Empezó a salir cada vez más a beber, ya que Nannie había eliminado todo el alcohol en uno de sus intentos de erradicar su alcoholemia, por ello podía pasar semanas enteras sin aparecer por casa. Pero cuando se presentaba por allí hacía que su esposa viviese un verdadero infierno.

Una de las noches que Robert llegó a casa muy bebido, quiso mantener relaciones sexuales con Nannie. A lo que ella se negó rotundamente. Por este motivo su marido la forzó, obligándola a hacer lo que él quería. Después de esto cayó profundamente dormido.

Nannie salió rápidamente al jardín, llorando desconsolada por lo que acababa de suceder. Pero cuando se encontraba sumergida en su incesante llanto se dio cuenta de una cosa. Se fijó en los rosales y observó que la tierra estaba revuelta, cosa que le extrañó sobremanera. Empezó a escarbar en la tierra, hasta que palpó un objeto contundente. Al extraerlo vio que se trataba de una botella de licor que Robert había escondido. Nannie vió la luz al final del túnel en ese instante. Rápidamente acudió a la cocina, abrió la botella, que estaba entera, desechó una parte y la rellenó con arsénico. Con cuidado la volvió a introducir en el agujero de donde la había sacado y dejó todo tal cual se lo había encontrado.

Al día siguiente Robert no tardó en acudir en busca de su botella, ya que no sospechaba que Nannie había firmado su sentencia de muerte. Minutos después el hombre cayó inerte frente a los rosales con la botella vacía en la mano. Nannie llamó a la policía y rápidamente se personaron en la casa, determinando que la muerte del hombre se debía a una intoxicación por haberse bebido la botella entera de alcohol. Lo que no sabían es que, momentos antes de ser alertados, Nannie había cogido la botella, la había vaciado, lavado y vuelto a dejar en la mano de su, ahora fallecido, esposo. De forma que no fue realmente la ingesta de la botella entera lo que lo mató, sino un par de sorbos.

Nannie recibió el apoyo de todo el pueblo, que lejos de lamentar la muerte de Robert, llegaban a pensar que se había librado de un borracho al que consideraban un fracasado. Pero cuál fue la sorpresa de Nannie cuando, a los pocos días de fallecer su esposo, le notifican que era la beneficiaria de un seguro de vida que Robert tenía desde hace tiempo y del que nunca le había hablado. De este modo Nannie era libre y tenía el dinero suficiente como para seguir su vida en otro lugar.

Arlie Lanning: El Retorno del Pastel de Arándanos

Nannie decidió comprar varías hectáreas de terreno en las afueras de Jacksonville, Alabama, las cuales utilizaría para cosechar y construir una pequeña casa. Con el tiempo Nannie había amasado una moderada cantidad de dinero, se había comprado cientas de esas novelas románticas y tenía un acogedor hogar donde vivir. Pero le faltaba algo, y es que tras dos años de la muerte de Robert, anhelaba sentirse amada de nuevo. Y sin perder la esperanza retomó la tarea de buscar pretendientes. Para ello volvió a confiar en el método del correo clasificado con carta y fotografía, que rápidamente daría sus frutos.

Al poco tiempo conoció a un hombre llamado Arlie Lanning de Lexington, Carolina del Norte, al que Nannie le veía un gran potencial. Por ello decidió coger un tren de inmediato y aventurarse a conocer al que podría ser su nuevo amor. Y según ella así fue, ya que 4 días después de su encuentro, Nannie y Arlie se encontraban frente al altar, uniéndose en matrimonio.

Todo parecía funcionar, la convivencia era buena y Nannie no tenía ninguna pega de su nuevo marido. Sin embargo con el tiempo empezó a sospechar que Arlie le estaba siendo infiel con otra mujer. Pero no estaba del todo segura, y por ello se lo comunicó a sus amigas del barrio, las cuales en apoyo a Nannie, se organizaron para seguir y espiar a Arlie allá donde fuese. No les hizo falta mucho tiempo de investigación para darse cuenta de que sus sospechas eran ciertas. De esta forma Nannie decidió vengarse. Pero no penséis mal, esta vez no rodarían cabezas.

Una de las noches que Arlie volvió a casa para cenar, lejos de encontrarse el plato en la mesa como siempre, halló una nota escrita de puño y letra por su mujer, en la que ponía “vuelvo pronto”. Pero no sería la única vez que se encontraría estas letras al llegar a casa. Ya que cuando Nannie escribía esta nota lo que hacía era viajar a cualquier punto de los Estados Unidos, teniendo aventuras con otros hombres y gastando su dinero en ropa y novelas. Y esta situación se alargó durante cinco años. Pero en 1952 todo cambió. El pueblo se sumió en un brote mortal de gripe, haciendo que todo el mundo tuviese que quedarse encerrado en sus casa. No se porque eso me suena de algo. 

En este momento Arlie consideró apostar por su relación, intentando recuperar la chispa con su esposa. Pero Nannie tenía otros pensamientos cruzando su cabeza. Durante el tiempo que estuvo encerrada en su casa volvió a pensar en su familia, percatándose de que ni sus padres, hermanas ni hijas le habían escrito ni una sola carta en todos estos años. 

De esta forma la depresión volvió a asolar a Nannie, y con ella los pensamientos oscuros que la acechaban. Debido a esto, la navidad que daría paso al año 1953 la mujer colapsó, y por ello volvió a preparar su pastel de arándanos especial. A la mañana siguiente Arlie amaneció muerto. Pero la policía lo achacó al brote de gripe que aún permanecía latente en el pueblo. 

En esta ocasión Nannie actuó con rapidez, y es que aún no habían enterrado a su marido y ya estaba intentando cobrar la herencia. El que no corre vuela. Pero a Nannie le cortaron las alas muy rápido, ya que al acudir al notario éste le avisó de que Arlie no se había acordado de actualizar su testamento, por ello la beneficiaria de la herencia no era ella, sino una de las hermanas del difunto. Debido a esto Nannie tuvo que irse a vivir con su suegra, ya que se había ofrecido a proporcionarle apoyo en su duelo.

Incendio en la Casa de la Abuelita Risueña

Pero no pasó mucho tiempo hasta que un pensamiento iluminó la cabeza de Nannie. Se acordó de que hacía años había asegurado su casa contra incendios y catástrofes, poniendose como única beneficiaria a ella misma. A Nannie le brillaron los ojos, ya que aún que no había podido cobrar la herencia de su marido, sí podría cobrar el dinero del seguro de la casa. De esta manera Nannie quemó el hogar donde había residido en los últimos años, y que ahora pertenecía a su cuñada.

Después de esto, y con los ánimos de Nannie fortalecidos, decidió que era mejor idea quedarse a vivir un mes más con su suegra, ya que así no levantaría sospechas y podría cobrar tranquilamente el dinero del seguro. Pero cuando ya estaba dispuesta a irse algo la retuvo en aquella casa. Su suegra había enfermado repentinamente, y Nannie que por nada del mundo perdería su buena reputación como nuera, se quedó durante un tiempo más para cuidar de la mujer.

Sin embargo, durante el tiempo que Nannie estuvo asistiendo a su suegra no observó mejoría alguna, y ella sentía grandes deseos por irse de allí. Por ello pensó en echarle una mano y acelerar el aciago destino que, según ella, le esperaba a la anciana. Una noche, Nannie le preparó la cena a su suegra añadiendo arsénico a los platos que había cocinado. De inmediato el veneno hizo efectos, provocando que la mujer perdiera la vida. Pasado el funeral Nannie ya estaba dispuesta y podía volver de nuevo a Alabama.

La Piedad de Nannie

Al regresar a su ciudad natal rápidamente le llegaron noticias de una de sus hermanas, que resultó haber enfermado gravemente. Se presentó en la casa y se encontró a una mujer que parecía más bien un caber. Nannie vio a su hermana muy delgada y demacrada, y prefirió quedarse con ella y cuidarla. Cuando había transcurrido una semana de dedicación y cuidados, la hermana de Nannie falleció. De nuevo Nannie volvía a recibir el cariño y apoyo de todos sus conocidos, ya que, si bien llevaban muchos años sin saber la una de la otra, Nannie se hizo cargo de todos los gastos del funeral y el entierro. 

Y aunque esta sí pudiera parecer una muerte natural, tampoco lo era. Nannie se había encargado de erradicar el sufrimiento de su hermana, pudiendo ser este el único de los asesinatos que cometió por pura compasión. En cambio, no era del todo así. Si bien una de las principales razones por las que asesinó a su hermana fue por el dolor que le causaba verla en esa situación, Nannie escondía otro propósito. Y es que en su mente era la única forma que tenía de verse de nuevo con su familia. Según su lógica, si mataba a la hermana y organizaba su funeral, la pérdida llegaría a oídos de sus padres y el restos de hermanas y estas acudirían al evento. 

Nannie se había encargado de erradicar el sufrimiento de su hermana, pudiendo ser este el único de los asesinatos que cometió por pura compasión.

Fotografía de Nannie Doss, Bettmann Archive.

Imagen en blanco y Negro de Nannie Doss, con los brazos cruzados y esbozando una ligera sonrrisa.

Efectivamente así fue, los deseos de Nannie fueron concedidos, y el día del funeral se reencontró con sus familiares. Pero al verlos se dio cuenta de que algo sucedía, o más bien de que alguien faltaba. Se dio cuenta de que su padre no había asistido al funeral. Al preguntar a su madre le refirió que hacía años que había muerto. Y aunque no os lo creáis eso fue un mazazo para Nannie, pero no en el sentido en el que estáis pensado. 

Al enterarse de la defunción de su padre Nannie sintió un sentimiento de furia que la inundó por dentro. Ese hombre que había hecho su infancia imposible había muerto, y ella no había sido la causante de su destino, hecho que la envenenó por dentro durante mucho tiempo.

Durante el funeral mantuvo una larga conversación con su madre, saliendo a relucir que la granja que poseían hacía tiempo que no daba beneficios y debería abandonarla más pronto que tarde. Por ello Nannie le ofreció techo, llevándola a vivir con ella a los pocos días.

Si bien la convivencia con su madre no era mala, a Nannie no se le iba de la cabeza la oportunidad que se le había escapado de las manos, proyectando todo este odio contra la persona que tenía más cerca. Empezó a culpar a su madre de haber permitido la educación abusiva que le imponía su padre, así como el maltrato que le propinaba cuando era pequeña y que no ejercía el resto de sus hermanas. Sentía rencor hacía su madre por haber mirado para otro lado durante tantos años.

Meses después de haber convivido con su madre, Nannie volvía a ser el centro de atención del pueblo, y es que después de haber perdido a dos maridos, dos nietos, una hermana y un padre, ahora también había perdido a su madre. Esto fue debido a que un mes antes la madre de Nannie había enfermado gravemente, lo cual fue achacado a la avanzada edad de la mujer. Sin embargo, como estaréis sospechando, fue Nannie la que se encargó de provocar el fatal desenlace de su madre.

Richard Morton: El Peligro del Cotilleo

Llegados a este punto Nannie volvía a estar sola, y sin la presencia de su madre en casa decidió probar suerte de nuevo con el amor. Volvió a confiar en el correo, pero esta vez se aseguraría de coger a un hombre con posibles, y por ello se inscribió a un club de solteros adinerados que buscaban esposa. Unos días después Nannie posó sus ojos sobre Richard Morton, un hombre originario de Kansas que poseía bastante solvencia económica. 

Y no os lo vais a creer, pero la vida de Nannie, al igual que las modas, es cíclica, y volvió a casarse a los pocos meses de haberlo conocido. Se mudó con él y comenzaron una preciosa historia de amor a ojos de Nannie. La relación era buena, no habían abusos, ni adicciones, y tenía una vida acomodada, ¿que podía ir mal?

Pero todo se torció cuando un día que Nannie fue a la peluquería llegó a sus oídos un rumor que circulaba por el pueblo. Resultó que varías personas habían visto a Richard en actitud cariñosa con una chica muy joven. Así que, tras tres meses de matrimonio Nannie volvió a barajar la idea de enviudar de nuevo. Y en su mente fue un dicho y hecho, ya que al día siguiente preparó una de sus famosas tartas, añadiéndole su viejo confiable matarratas. 

Esta vez el suceso resonó en las personas del pueblo, ya que conocían el trágico historial de Nannie y empezó a parecerles un poco raro. No obstante las pocas sospechas que se habían suscitado con ella se diluyeron rápidamente, ya que ante los ojos de otras personas Nannie era una mujer afortunada, ya que la repentina muerte de Richard había conseguido librar a su mujer y al pueblo entero de un pedófilo.  Días más tarde y con la ayuda de una cuantiosa cantidad de dinero que había cobrado del seguro de vida de su difunto marido, Nannie regresó a su casa en Alabama.

Samuel Doss: El Último Hombre

Una vez allí se dio cuenta de una cosa. Los años pasaban y cada vez veía más lejano su sueño de acabar en una preciosa casa acompañada de su príncipe azul. Este pensamiento hizo de se cerniera sobre ella la desesperación, empujándola a concertar una gran cantidad de citas con muchos hombres que lo único que hacían era que siguiese perdiendo la esperanza. Y esto seguiría así hasta que apareció en su camino Samuel Doss. Nombre que os debería sonar. 

Samuel era un hombre con grandes cualidades, inteligente, amable y trabajador, que ganaba mucho dinero y que los fines de semana se dedicaba a predicar sermones en la iglesia de Tulsa, un pueblo de Oklahoma de donde procedía. A parte de eso Nannie se aseguró de que carecía de adicciones. Y así era, no fumaba, no bebía y no parecía tener ningún otro tipo de vicio. Todas estas cualidades hicieron que Nannie se enamorase y decidieron casarse en junio de 1953, tan sólo un mes después de enterrar a su anterior marido, siendo ella la que se trasladó a Tulsa. 

Nannie por fin había alcanzado la felicidad plena. Samuel era un hombre amable, atento, cariñoso, se repartía las tareas del hogar y cocinaba con Nannie todos los días. En su relación no había cabida para la violencia, los abusos o la desconfianza, pero tampoco lo había para el dinero. Y no era porque no lo tuvieran, sino porque Samuel resultó ser muy tacaño. No quería gastarse el dinero en nada, y cuanto más pudiesen ahorrar mejor. Incluso, cuando por las noches Nannie se sentaba a leer alguna de sus novelas, debía hacerlo con todas las luces apagadas, permaneciendo encendida sólo aquella que iluminase directamente el libro. Incluso llegó a disponer del dinero de Nannie con tal de que no se lo gastase. 

Y esto no acaba aquí, ya que otra de las cosas que incomodaban a Nannie eran los estrictos horarios de Samuel. Todo debía estar planificado con meses de antelación, provocando que si algún acontecimiento alteraba su planificación, su marido se molestase bastante. Pero no penséis mal que os veo venir.

La Tentadora Oferta de Samuel

Esta vez Nannie no sacó a relucir ninguna de sus tartas, simplemente se fue. Uno de los días que Samuel se levantó, Nannie ya no estaba, había vuelto a su casa de nuevo. Pero Samuel realmente la amaba, y no quería resignarse a perderla. Por ello escribió una carta, en la que le rogaba que volviese a cambio de ser más laxo en sus costumbres. Le prometió que tendría control sobre su dinero y podría disponer de él para lo que quisiese, pero a cambio debería disponer el tiempo de Nannie, al igual que ella haría con el dinero. 

Esta carta, lejos de contentar a Nannie hizo que salieran a relucir fantasmas del pasado. En la condición de Samuel respecto del tiempo de Nannie se le representaba su padre. Tras ese mensaje vio a un hombre, que al igual que le había hecho en su infancia, quería disponer de ella cuando y para lo que quisiera. Y eso ella no iba a permitirlo. 

En sus adentros volvió a florecer la sed de venganza hacía su padre, y la rabia por no haberle podido quitar la vida ella misma. Así que Nannie decidió que regresaría a Tulsa, y saciaría su sed de venganza, ya que, aunque no podía matar a su padre, si podía terminar con la vida del hombre en el que en ese momento lo estaba viendo reflejado.

Rápidamente, tras la vuelta de Nannie, se fueron al banco donde Samuel cumplió con su palabra, hizo a Nannie cotitular de la cuenta bancaria para que pudiera disponer del dinero. Pero Nannie no tenía suficiente con eso. Mientras Samuel se encontraba realizando los trámites bancarios, Nannie le sacó un seguro de vidas a sus espaldas. Seguramente ya sepáis por donde van los tiros.

Pero esta vez no le fué tan sencilla la tarea, ya que recordemos que Samuel la ayudaba a cocinar todos los días todas las comidas. De esta forma a Nannie le era imposible preparar una tarta o cualquier otro plato y envenenarlo sin que él se diera cuenta. Por ello decidió hacerlo poco a poco. Empezó a introducir pequeñas cantidades de arsénico en el café de Samuel, pero muy poco a poco, para que no fuese detectado. 

El veneno tardó meses en hacer efecto, pero fue en diciembre cuando Samuel empezó a notar fuertes dolores estomacales. Rápidamente lo ingresaron en el hospital, donde permanecería 23 días. Si bien pudieron hacer que los síntomas de Samuel desapareciese, el médico a cargo no fue capaz de diagnosticar la enfermedad que padecía. De todas formas, al ver que el hombre había mejorado y que no iban a sacar nada en claro, el doctor determinó que era oportuno darle el alta y que regresase a casa.

Esa misma noche Samuel y Nannie estaban de vuelta, y fue en este momento donde vio su oportunidad. Samuel estaba convaleciente y debía guardar reposo, por eso le echó una dosis extra de arsénico en el café y se lo sirvió con amabilidad. Nannie se fué a la habitación de al lado, abrió una de sus novelas e intentó concentrarse en leerla mientras escuchaba los gritos de agonía del que, en pocos minutos, sería su difunto esposo.

La detención de Nannie Doss

Las certezas del buen médico

Nannie se creía que iba a salir airosa, como ya lo había hecho en otras ocasiones, pero esta vez no iba a ser así. Al día siguiente todo el pueblo ya sabía que Samuel Doss había fallecido, incluso el médico que se había hecho cargo de él durante su ingreso. Y es que no le cabía en la cabeza que su paciente hubiese muerto, ya que no mostraba síntomas de gravedad. Por ello empezó a sospechar que algo sucedía.

Cuando contactó con el médico encargado de la autopsia de Samuel le refirió que no había hecho falta realizar grandes investigaciones, ya que seguramente hubiera muerto de la enfermedad que padecía. Esto escandalizó al hombre, el cual no podía realizar él mismo el examen porque no podía intervenir en el proceso. Pero en ese momento tuvo una idea. 

Se fue de inmediato al funeral de Samuel, en el que se encontraba Nannie y el resto de vecinos del pueblo. Irrumpiendo en el lugar, y delante de todos le hizo una propuesta a la viuda. Le refirió que sospechaba que era un contaminante ambiental el que había podido matar a su marido, y que al igual que Samuel, el resto de vecinos podían correr la misma suerte si sus sospechas se confirmaron. Pero la única forma de confirmarlo era realizándole una minuciosa autopsia al cadáver de su esposo. De esta forma Nannie se vio entre la espada y la pared, y ante las miradas de preocupación de sus vecinos, no pudo negarse a que se llevaba a cabo el procedimiento. 

Tras la autopsia, se esclarecieron todas las sospechas que andaba rumiando el médico en su cabeza. Dictaminó que Samuel Doss había sido envenenado con arsénico. Rápidamente avisó a la policía y Nannie fue arrestada ese mismo día del año 1954. Antes de ser llevada a la comisaría Nannie se permitió el lujo de llevarse consigo unas cuantas novelas románticas, que no dejó de leer en ningún momento.

Imagen en blanco y negro de Nannie Doss saliendo de su casa al ser detenida, acompañada por su abogado.

Nannie fue arrestada en el año 1954. Antes de ser llevada a la comisaría Nannie se permitió el lujo de llevarse consigo unas cuantas novelas románticas, que no dejó de leer en ningún momento.

Fotografía de Nannie Doss saliendo de su casa detenida junto a su abogado. Tulsa World File.

La investigación del pasado de Nannie

Al llegar a la comisaría fue interrogada durante horas, sin soltar prenda sobre lo sucedido. Lo único que hacía era levantar los ojos del libro y responder con una sonrisa que rozaba lo espeluznante. Motivo por el que fue apodada “la abuelita risueña”. Toda la policía se sorprendió de la insistencia de Nannie en mantener su silencio. Pero el agente especial al cargo del caso no se daría por vencido.

En lo que otros agentes se dedicaban a interrogarla, él se encomendó la tarea de investigar el caso de Nannie y todo lo que la rodeaba, incluyendo su pasado. Y siendo sinceros, muy complicado tampoco lo tenía, ya que rápidamente descubrió la cantidad de muertes que orbitaban alrededor de la vida de Nannie. Pero eso no fué lo único que descubrió, ya que, registrando la casa de Nannie encontró una lista, con multitud de nombres, por lo que supuso que serían las siguientes víctimas a las que Nannie tenía pensado quitarles la vida.

Rápidamente el agente volvió a la sala donde estaba siendo interrogada, y solo ellos dos saben la conversación que mantuvieron. Pero lo que sí sabemos es que después de esta Nannie confesó todos sus crímenes. Sin embargo solo fue procesada por el último de los asesinatos que había cometido, el de su quinto marido Samuel Doss.

El Final de la Viuda Negra de Alabama

Nannie fue llevada a juicio el 17 de mayo de 1955 en Oklahoma, sin embargo sólo fue procesada por el último de sus asesinatos. Esto se debió a mera practicidad, ya que con ese homicidio ya podía serle impuesta la pena máxima. Fué condenada a cadena perpetua. Y una curiosidad que os contaré es que no se le impuso pena de muerte debido a que era mujer y el juez decidió tener esa preferencia.  

Durante su estancia en prisión Nannie nunca perdió la siniestra sonrisa que la caracterizaba. Incluso en una ocasión fué entrevistada por un periodista, con el que bromeaba sobre sus asesinatos, alardeando que por ellos le estaba totalmente prohibido trabajar en la cocina de la prisión. 

La viuda negra de Alabama cumplió únicamente 10 años de condena en la Prisión Estatal de Oklahoma, ya que el 2 de junio de 1965 falleció al padecer leucemia.

Nannie fue llevada a juicio el 17 de mayo de 1955 en Oklahoma…por el último de sus asesinatos. Fué condenada a cadena perpetua… debido a que era mujer

Fotografía de fichaje de la asesina en serie Nannie Doss por el Departamento de Policía de Tulsa,, Oklahoma, Octubre de 1954.

Foto del fichaje policial, en la que se le ve de frente sujetando el cartel que la identifica.

Perfil Psicológico de Nannie Doss

Tras conocer su historia podemos afirmar que en Nannie Doss posee una personalidad altamente manipuladora,  egocéntrica y narcisista,  siendo capaz de justificar y racionalizar sus crímenes en función de sus propios deseos,  emociones y necesidades. También podemos observar la existencia de una falta de empatía y remordimiento total hacia sus víctimas,  y una tendencia a explotar y manipular a  las personas de su alrededor con el fin de obtener beneficios personales. Por este motivo podríamos decir que es posible que Nannie haya sufrido un trastorno de personalidad antisocial.

Debemos tener en cuenta su infancia, que puede ser un factor que haya contribuido al desarrollo de dicho trastorno y comportamiento antisocial, ya que durante este periodo sufrió  maltrato por parte de su padre.

También podemos observar una fuerte dependencia emocional de los hombres. Así como la necesidad constante de ser el centro de atención y admiración de los que la rodean,  lo que puede contribuir a la manifestación de comportamientos manipuladores y controladores. Además, la justificación de sus crímenes por desamor sugiere una posible distorsión de la percepción de las relaciones sentimentales Mostrando una tendencia a ensalzar e idealizar a sus parejas románticas. Pero es capaz de oscilar de un extremo al otro ya que al ser defraudada las desvaloriza por completo, considerándolos prescindibles hasta el punto de quitarles la vida. 

Podemos concluir que el perfil criminal de Nanie Doss sugiere una combinación de diversos factores de riesgo. Donde podemos incluir una infancia traumática, trastorno de personalidad antisocial y la dependencia emocional del género masculino.

Conclusión

El caso de Nannie Doss es uno de los más impactantes y misteriosos de la historia de las asesinas en serie. Conocida como «la abuela asesina» o «la viuda negra», Nannie logró ocultar durante años su macabra afición por acabar con la vida de sus seres queridos. Sin embargo, su suerte finalmente se agotó y fue llevada ante la justicia por el asesinato de su último marido. A pesar de su aparente inocencia y su sonrisa perturbadora, las pruebas presentadas en su contra no dejaron lugar a dudas sobre su culpabilidad.

El caso de Nannie Doss sigue siendo un recordatorio de que a veces los asesinos más peligrosos pueden ser las personas más cercanas a nosotros.

Si quieres saber más sobre el fascinante mundo de las asesinas en serie, no dudes en leer el post: «Asesinas en Serie: Las Mujeres más Despiadas de la Historia«. En él podrás encontrar mucha más información sobre los diferentes tipos de asesinas que podemos encontrar. Así como su modus operandi y los patrones de elección de víctimas. Y por supuesto, no te olvides de dejar tu comentario. ¡Queremos saber tu opinión y sugerencias para que nos ayudes a mejorar!

2 comentarios en “Nannie Doss: El Caso de la Viuda Negra”

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