El Criminal Nato ¿Nace o se hace?

Introducción

¿Alguna vez te has preguntado si los criminales nacen o se hacen? Esta pregunta ha fascinado desde criminólogos hasta sociólogos durante siglos. Y aunque a día de hoy sabemos que la respuesta es compleja, hubo un tiempo en que la biología parecía tener todas las soluciones. En el siglo XIX, Cesare Lombroso, un médico italiano, revolucionó el estudio del crimen con una teoría que, aunque polémica, marcó un antes y un después en la criminología: la Teoría del Criminal Nato.

Para Lombroso ciertos individuos nacían con una predisposición al delito, y esta tendencia podría verse reflejada en sus características físicas. Pero, ¿realmente es posible que el cuerpo de las personas delate su inclinación a cometer delitos? A lo largo de esta entrada, vamos a sumergirnos en la fascinante y controvertida teoría del criminal nato, exploraremos sus fundamentos, las características que Lombroso observó y cómo su legado sigue presente en la criminología moderna.

Así que, si alguna vez te has preguntado por qué algunas personas delinquen, desde La Lente de Holmes te invitamos a seguir leyendo, y te prometemos que te sorprenderás.

¿Quién fué Cesare Lombroso?

Como ya te he comentado en la introducción, en esta entrada de blog vamos a hablar sobre la Teoría del Criminal Nato. Pero antes de profundizar en ella, es lógico preguntarse: ¿Quién es ese tal Lombroso del que hemos estado hablando? A continuación te presento a la mente pensante detrás de una de las teorías que revolucionó la criminología del siglo XIX.

Si eres aficionado a Criminología, o has tenido contacto con ella en tus estudios, seguramente ya sabes a quien me estoy refiriendo, y sino tranquilo, aquí estamos para aprender. Pues bien, pertenezcas o no a este mundo, es momento de presentarte al hombre que sería bautizado como el padre de la Criminología moderna. 

Cesare Lombro, nacido en Verona en 1835, se dedicó enteramente a la medicina hasta el momento de su muerte, en Turín en 1909. Desde joven sintió una profunda pasión por las ciencias médicas y es por ello que las estudió durante su juventud en la Universidad de Pavía, en la que trabajaría posteriormente como profesor, añadiendo a su historial las Universidades de Padua y Viena donde también desarrollaría su carrera profesional. Pero eso no es todo, ya que Lombroso también dedicó parte de su vida a la medicina militar, dado que ejerció durante la guerra contra Austria, una experiencia que amplió su perspectiva sobre la relación entre la biología y el comportamiento humano.

Sin embargo, ni dar clases de medicina ni su participación en el ejército llenaban por completo la vocación del italiano, ya que lo que de verdad le apasionaba era la psiquiatría, y más específicamente, la mentalidad criminal. Mostraba una fijación desmesurada por el aquel entonces ignoto mundo de la psique del delincuente. Si bien algunos predecesores como el famoso Freud habían realizado algunos postulados sobre el tema, para Lombroso nada de eso era suficiente. Así que decidió emprender su propio camino.

Pero… ¿Por qué Lombroso creía que nada de lo dicho anteriormente era válido? Pues resulta que Cesare partía de una premisa fundamental: estaba convencido de que el impulso que llevaba a algunas personas a realizar actos delictivos tenía una raíz biológica. Fué en ese momento cuando empezó la que sería su gran investigación, en la que intentaría responder a la gran pregunta: ¿El delincuente nace o se hace?

Imagen de Cesare Lombrosos

«Cesare partía de una premisa fundamental: estaba convencido de que el impulso que llevaba a algunas personas a realizar actos delictivos tenía una raíz biológica».

Fotografía «Biografías y Vidas«.

La Teoría del Criminal Nato

Y en respuesta a esta pregunta entramos en materia, ya que te voy a explicar en qué consiste lo que Lombroso llamó “La Teoría del Criminal Nato”. 

Como mencionamos antes, para Lombroso el mal tenía un origen biológico, lo cual para el italiano se veía reflejado en la apariencia física de los sujetos. ¿Y cómo se exteriorizaban estos estigmas? Muy sencillo. Según Lombroso el criminal nato debía reflejar en su cuerpo algunas características muy específicas.

Pero no te vayas a pensar que se refería a alguna marca o cicatriz. Para nada. En su teoría hacía alusión a rasgos tan concretos como el tamaño del cráneo, la longitud de la frente o incluso de las manos. Y no solo eso, sino que también aseguró que dependiendo de las características que acumulara el sujeto estas eran indicadoras de un tipo de delincuente u otro. En lo cual profundizaremos más adelante. 

Para Lombroso los criminales sufrían una especie de “involución” tanto física como psíquica, lo que se alejaba del desarrollo evolutivo normal del ser humano. Dando como resultado  a un ser dominado por los impulsos primitivos y una gran crueldad. Rasgos que recibieron el nombre de “comportamientos atávicos”. 

Aunque lo que te estoy contando pueda parecer un poco extraño y anticuado, los postulados que ofreció Lombroso en su época se enmarcaron dentro de la Escuela Positivista Italiana, la primera corriente que intentó darle a la criminología un enfoque científico y basado en la observación empírica.

La Investigación de Lombroso: El Origen

Para desarrollar su famosa teoría del criminal nato, Lombroso no se quedó en simples especulaciones. Se lanzó a una investigación de campo que, aunque hoy nos parezca algo fuera de lo común, en su época fue un intento innovador por encontrar respuestas científicas al comportamiento delictivo. Veamos cómo lo hizo.

Lombroso era médico, así que su enfoque partía desde el plano físico y biológico. El punto de partida de su investigación fue el estudio de cadáveres. Así, como te lo cuento. Lombroso se dedicó a practicar autopsias a delincuentes que habían sido ejecutados o que habían fallecido durante su estancia en prisión. Podemos decir que el momento en el que se le “encendió la bombilla” fue cuando examinó el cráneo de un famoso criminal italiano llamado Vilella, a quien consideraba un claro ejemplo de su teoría. 

Al examinar su cráneo, Lombroso percibió la presencia de unas características fuera de lo común, como una protuberancia en la zona de la base, similar a la que se encuentra en algunos animales primitivos. Este descubrimiento fue el que lo llevó a pensar que los criminales tenían algo de «atavismo», una especie de retroceso evolutivo.

Pero no todo se quedó en una sala de autopsias. Lombroso también estudió en vida a un gran número de delincuentes, analizando minuciosamente sus características físicas, desde el tamaño de sus cráneos y mandíbulas, hasta detalles como la forma de las orejas, la longitud de los brazos y las asimetrías faciales. Midiendo y comparando, trataba de encontrar patrones que conectaran lo físico con lo delictivo. Vamos, que no se dejó ni un palmo por explorar. Para él, esos rasgos no eran casuales, sino que se trataba de «marcas» que indicaban la predisposición al crimen.

También se dedicó a realizarles entrevistas a los propios criminales, con las que buscaba un nexo de unión entre sus experiencias y formas de vida con su teoría. Quería saber si esos rasgos se correspondían con comportamientos concretos y hasta qué punto el entorno social podía influir. Aunque nadie le bajaba del burro de que el factor biológico era lo más significativo.

Hay que decir que Lombroso no solo investigó delincuentes, sino que también analizó individuos que no eran criminales para hacer comparaciones. De esta forma, podía identificar qué características físicas eran más comunes en los delincuentes y cuáles en las personas consideradas «normales”.

De esta forma, su enfoque era una mezcla de antropología, medicina y criminología, y lo que él buscaba era encontrar una respuesta tangible al porqué del comportamiento criminal. 

Aunque hoy en día sus métodos puedan parecer muy rudimentarios, en su momento marcaron un antes y un después en la criminología, llevándola de la pura especulación filosófica hacia un enfoque más «científico».

« Al examinar su cráneo, Lombroso percibió la presencia de unas características fuera de lo común, como una protuberancia en la zona de la base, similar a la que se encuentra en algunos animales primitivos.»

Fotografía de la Web «Meisterdrucke«

Esquema de descubrimientos de Lombrosos sobre los cráneos de los criminales.

Las Características Físicas del Criminal Nato

Como ya sabemos, según Lombroso los delincuentes tenían una serie de características físicas y psíquicas por las cuales podían ser identificados. Estas peculiaridades eran muchas y muy variadas, por lo que nos vamos a limitar a las más destacables para no alargar mucho la cosa.

Para empezar vamos a referirnos a los rasgos físicos, ya que son los más particulares y por ello los más fáciles de distinguir.

El Cráneo y el Rostro

Si algo tenía claro Lombroso, es que el cráneo era la zona en la que más se hacían notar los estragos del atavismo. Afirmó con rotundidad que los criminales natos presentaban un cráneo notablemente más pequeño y anómalo en comparación con las personas no delincuentes. Tras su investigación se percató de que estos criminales poseían frentes con una pronunciada inclinación o muy bajas, lo que, bajo su juicio, denotaba un menor desarrollo cerebral.

En cuanto al rostro, lo más destacable serían las facciones, ya que podían mostrarse exageradas. Entre ellas podríamos destacar una mandíbula prominente y unos pómulos muy marcados. Para Lombroso estos rasgos eran significativos de la involución humana, resultado de una marcada herencia atávica.

Los Brazos y las Manos

En su investigación Lombroso no se limitó a reseñar los aspectos del cráneo, si no que también estableció una correlación entre el crimen y el tamaño de los brazos y las manos. Las extremidades superiores de estos sujetos podían llegar a ser mucho más largas que su tronco. Lo cual le indicaba que era uno de los rasgos que acercaba al individuo a los símios. Por lo que era mucho más probable que llevaran a cabo actos primitivos.

Sin olvidarse de las manos. Podían mostrarse con palmas amplias y dedos largos y finos. Por lo que eran un indicador perfecto para identificar a criminales que se dedicaban a los robos.

Asimetrías Corporales

Como ya hemos comentado, Lombrosos se dedicó al estudio de los delincuentes. Y para ello se empleó a fonde en el examen de los cuerpos en su totalidad, llegando a identificar múltiples asimetrías que podían hacer pensar de la existencia de características criminales. 

Entre las asimetrías más comunes podían encontrarse orejas de diferente tamaño, así como ojos y torsos de diferente proporción, lo cual para él era una señal indiscutible de una degeneración física.

Anomalías Dentales

Por último, hemos de mencionar todos aquellos defectos dentales que fueron observados por Lombroso . Según este, los criminales natos poseían múltiples deformaciones en las piezas dentales. Como podrían ser dientes excesivamente grandes, irregulares o incluso la ausencia parcial de las mismas. Para Lombroso todos estos defectos físicos no eran otra cosa más que los signos visibles de la inferioridad biológica del individuo criminal. 

Sin embargo, los estigmas del criminal nato no solo se reflejan en su apariencia externa, sino que también afectan a su psique. El atavismo descrito por Lombroso es capaz de afectar la manera de razonar de estos sujetos. 

Estas características psíquicas pueden causar que los individuos desarrollen comportamientos primitivos, los cuales los abocan al delito. A continuación vamos a ver algunas de las actitudes que el italiano asoció a la figura del criminal nato.

Imagenes de personas mirando a cámara.

«Afirmó con rotundidad que los criminales natos presentaban un cráneo notablemente más pequeño y anómalo en comparación con las personas no delincuentes.»

Fotografía «CFEC»

Características Psicológicas del Criminal Nato

Impulsividad

Para Lombroso, esta era una característica muy común en los asesinos. Los sujetos que poseen una gran impulsividad, son incapaces de refrenar sus instintos más primitos, llevándolos a realizar acciones sin pensar en las consecuencias. Esto se traduce en la realización de crímenes violentos y de forma irreflexiva, es por ello que se asociaba a personas que acababan de forma cruel con la vida de otros.

Ausencia de Remordimientos

Esta característica era asociada a sujetos que llevaban a cabo crímenes crueles y sádicos. A veces, cuando vemos las noticias y nos cuentan como una persona ha matado a otra nos preguntamos ¿cómo ha sido capaz de hacer eso? Y la respuesta es la falta de remordimientos. Si no hay remordimientos, no hay sentimiento de culpa, por lo que se reduce la carga emocional que conllevan los actos realizados. En resumen, una persona es capaz de cortarle el cuello a otra y no sentir nada cuando se va a dormir.

Se que cuesta creerlo, pero solo tenemos que pensar en los asesinos en serie, personas que matan a otras sin sentir un atisbo de culpa. 

Escasa Inteligencia y Moralidad Deficiente

Para Lombroso el criminal nato mostraba una inteligencia un tanto limitada. Es por ello que este rasgo lo asociaba a criminales reincidentes, ya que una persona un tanto inteligente no sería atrapado, o el que lo ha sido no querría volver a ser pillado. 

Y por otro lado, nos encontramos con un desarrollo moral deficiente. Según postulaba el italiano, los criminales natos no son capaces de distinguir el bien del mal, lo moral de lo inmoral, por lo que pueden actuar de manera egoísta y violenta.

La Tipología Criminal de Lombroso

En su investigación, Lombroso no solo se dedicó a describir cómo debía ser el criminal nato, sino que además clasificó a los delincuentes en distintos tipos según sus características y motivaciones. Cada tipo tiene sus particularidades, así que vamos a conocerlos uno por uno de forma clara y sencilla.

El Criminal Nato

El criminal nato es la estrella de la teoría de Lombroso. Según él, este tipo de delincuente ya viene «programado» biológicamente para cometer delitos. ¿Por qué? Porque, según el italiano, sus características físicas lo delatan. Este individuo tiene una serie de rasgos que, como hemos visto, lo acercan más a nuestros antepasados primitivos: cráneos pequeños, mandíbulas prominentes, brazos largos… En resumen, Lombroso pensaba que el criminal nato no puede evitar delinquir, ya que es algo que lleva en los genes.

Delincuente Loco Moral

Aquí entra en juego el loco moral, que es alguien sin sentido de lo que está bien o mal. No estamos hablando de una persona con una enfermedad mental grave, sino de alguien que simplemente no siente empatía ni remordimiento. Este tipo de delincuente puede cometer los crímenes más terribles sin pestañear, porque no tiene una brújula moral que lo guíe. Lombroso veía a estos individuos como especialmente peligrosos, porque, a pesar de su falta de moral, podían ser perfectamente funcionales en su día a día.

Delincuente Epiléptico

Este tipo de delincuente está relacionado con la epilepsia, o más bien con lo que Lombroso interpretaba de ella. Según él, el delincuente epiléptico tenía ataques de violencia incontrolable, motivados por crisis epilépticas o trastornos neurológicos. Creía que esta condición explicaba por qué algunas personas cometían delitos sin razón aparente, impulsados por su estado físico en lugar de una decisión consciente.

Delincuente Loco

El delincuente loco es el que claramente padece una enfermedad mental grave. Aquí no estamos hablando de alguien sin moral, sino de personas con trastornos como la esquizofrenia o delirios, que las llevan a cometer actos delictivos sin ser conscientes de sus consecuencias. Lombroso pensaba que estas personas vivían en su propio mundo, lo que hacía que no entendieran ni el alcance ni la gravedad de sus crímenes.

Delincuente Pasional

El delincuente pasional es ese que se deja llevar por sus emociones. ¿Quién no ha oído hablar de un crimen cometido por celos o por venganza? Según Lombroso, estos individuos no son criminales natos, ni tienen una patología mental. Simplemente, se ven arrastrados por sus emociones en momentos de gran tensión. Así que, bajo un arrebato de ira, pueden cometer actos de violencia extrema sin que en realidad sean «criminales de nacimiento».

Delincuente Ocasional

Por último, tenemos al delincuente ocasional, que es alguien que no tiene una predisposición genética o biológica al crimen, pero que, por circunstancias, acaba cayendo en él. No presenta ninguna de las características físicas o psíquicas del criminal nato, pero su entorno, las malas influencias o situaciones de necesidad lo llevan a cometer delitos. Para Lombroso, el delincuente ocasional no era más que un «producto de las circunstancias».

El Legado de Lombroso en la Criminología Actual

Aunque las ideas de Lombroso puedan parecer desfasadas o incluso controvertidas, no podemos negarle su impacto en el desarrollo de la criminología como ciencia. Su obra dejó huella y sigue siendo un referente en muchos aspectos, tanto por lo que aportó como por las críticas que sus teorías suscitaron.

Para empezar, Lombroso es considerado el padre de la criminología moderna. Antes de él, el crimen era visto como una cuestión moral o religiosa: las personas delinquían porque eran «malas» o porque no seguían los valores de la sociedad y punto pelota. Pero Lombroso fue uno de los primeros en intentar encontrar una base científica para el comportamiento delictivo, alejándose de las explicaciones puramente filosóficas. Esto supuso un giro enorme en la manera en que se estudiaba el crimen.

Otra cosa a destacar es que introdujo el estudio del criminal como individuo. Previamente, el sistema se centraba más en el castigo y la prevención del delito, pero no les interesaba entender por qué una persona se convierte en delincuente. Lombroso cambió esto al enfocarse en el análisis del criminal, tratando de descubrir si había algo que los diferenciaba del resto de la población. 

Los criminólogos del presente siguen ese camino, buscando causas tanto biológicas, psicológicas, como sociales que puedan influir en la conducta delictiva. Si bien el enfoque ha cambiado, el interés por entender al criminal comenzó con Lombroso.

Conclusión

Llegados a este punto, ya conocemos a Cesare Lombroso y sabemos cómo intentó desentrañar los misterios del comportamiento delictivo a través de su controvertida teoría del criminal nato. Según su visión, las características físicas y psíquicas de los delincuentes podían delatar una predisposición biológica al crimen, lo que lo llevó a clasificar diferentes tipos de criminales y a identificar una serie de estigmas físicos, como los cráneos anómalos o las asimetrías corporales. Aunque estas ideas hoy en día se consideran desfasadas, fue un intento pionero por entender el delito desde un enfoque científico.

Lombroso no solo se limitó a observar lo físico, sino que también estableció una tipología de delincuentes que, según él, podían explicarse en parte por su origen biológico y atávico. Su investigación, basada en la observación de delincuentes tanto vivos como muertos, fue la semilla para una disciplina que sigue evolucionando hoy en día.

Si bien sus teorías han sido refutadas, el legado de Lombroso en la criminología es indiscutible. Nos dejó una lección fundamental: el comportamiento delictivo es un fenómeno complejo que debe ser estudiado desde diversas perspectivas. La criminología actual, aunque ha dejado atrás la idea de un «criminal nato», sigue buscando respuestas para entender mejor por qué algunas personas delinquen, y ese enfoque riguroso comenzó, en parte, gracias a Lombroso.

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